Tiene referencia en el vocablo en latín metus. Observar que en el griego, el término utilizado para referirse al miedo es phobos, de donde proviene precisamente la palabra fobia. Retomando el espectro del latín, otras formas relacionadas desde el núcleo etimológico, metus, refieren a: medroso del latín vulgar metorōsus a partir de metus y pavorōsus, y meticuloso en meticulōsus.
Pánico (del latín panicus, sobre el griego panikós), terror (del latín terror), cobardía (del francés couard), pavor (del latín pavor) o temor (del latín timor) son algunas palabras sinónimas y cada una de ellas aporta un matiz singular. Ante la presencia del miedo hay dos reacciones antagónicas: la actitud valiente logra superarlo y el comportamiento cobarde no. Esta dualidad está presente en todo el recorrido de la historia humana.
Una experiencia común al género humano
En mayor o menor medida todos hemos experimentado el miedo en alguna de sus formas. En su grado extremo se encuentran las fobias, temores irracionales hacia objetos o situaciones concretas.
En su dimensión paradójica, hay personas que sienten placer con experiencias arriesgadas, pues a través de ellas consiguen descargas de adrenalina.
La vivencia temerosa no es tan negativa como puede parecer a primera vista. De hecho, se considera que las experiencias de miedo son en realidad un mecanismo evolutivo que nos permite afrontar situaciones de riesgo o de peligro. Así, si nuestro cerebro no identificara el peligro estaríamos en una situación de riesgo y nuestra supervivencia se encontraría en peligro.
El mecanismo mental en las situaciones de pánico es relativamente simple. Así, cuando el cerebro identifica un peligro se produce una reacción y se crea la emoción del miedo. A partir de este momento se activan dos posibles respuestas: la huida o la defensa. En cualquier caso, la adrenalina y el cortisol son los neurotransmisores que acompañan a la sensación de temor. El cuerpo reacciona con un incremento de los latidos cardíacos, con un aumento de la frecuencia respiratoria para aportar más oxígeno y con la dilatación de las pupilas para facilitar la visión. Estos mecanismos corporales son extremadamente útiles, pues nos sirven para prepararnos ante situaciones amenazantes.
Fobos, hijo de Ares y de Afrodita, es la personificación del terror en la mitología griega
Tal y como se relata en la Ilíada y en otros textos, Fobos tenía un especial protagonismo antes de las batallas.
Su presencia con anterioridad a los combates simboliza el reto individual de todo soldado para enfrentarse a sus temores. No es extraño que Heracles y otros héroes de la literatura griega llevaran en sus escudos una representación de Fobos.
La figura de este personaje fue asumida por la psicología y, de hecho, una de las funciones de los psicólogos consiste en reconducir los trastornos fóbicos.
-
Referencia APA
Benjamin Veschi, 03/2019, en https://etimologia.com/miedo/
-
IvanAgo., 2023
Excelente informacion mil gracias por su dedicación que Dios le tome por justicia su excelencia.